2008-04-29

Remember that days

Por fin podemos brincar de alegría, apagar las veladoras, guardar los rosarios y soltar las lágrimas de júbilo. Todos nuestros rezos y plegarias han sido escuchadas por Dios y ha reblandecido en una parte el corazón duro y frío de los diputados, además de hacerlos un poco más inteligentes y humanos. Por fin podremos dormir tranquilos sin el temor a que judiciales o agentes de la AFI nos saquen de nuestra casa por la madrugada con el pretexto de que somos sospechosos, cómplices y culpables de cierto crimen cometido por una persona que tiene "nuestra apariencia" o que robó nuestra información personal para utilizarla en su propio beneficio.

Así es, desde hace unas semanas se corre el rumor en la televisión y en la radio que gracias a nuestra heroica y casi patriótica LX legislatura, se decretó que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Este sencillo decreto hace que estemos un paso más cerca de llegar a ser parte del primer mundo, sólo nos hace falta erradicar la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la ignorancia, la corrupción, el abuso de poder, la violación a los derechos humanos, el dedazo, el fraude, el compadrismo, los malos funcionarios, el monopolio, disminuir la contaminación, el parque vehicular, los impuestos, facilitar los trámites gubernamentales y muchas cosas más por no decir etcétera o infinito.

Es casi increíble cómo nos estamos acercando a las formas primer-mundistas a una velocidad récord, y no es que sean a pasos agigantados, no. es todo lo contrario. Y todo gracias a esa maldita mentalidad española que tenemos desde 1521. Esos bastardos. Aún no logro entender bien como nos afecta ésta actitud, pero de que nos estorba, nos estorba y eso es seguro.

Aún recuerdo aquellos gloriosos tiempos donde la única forma de sacar adelante una "investigación" era por medio del tehuacán, golpes con almohadas, pinzas, toques y otras artimañas mexicanas que harían honor a la lucha libre dominical en la majestuosa Arena Coliseo. Esas esplendorosas épocas donde una persona inocente confesaba ser culpable de homicidio en tercer grado con alevosía y ventaja y utilizando armas de alto calibre, aunque esta persona nunca hubiera visto un arma en su vida. Claro que después del interrogatorio de tres horas ininterrumpidas había huellas impregnadas en la piel del acusado, tales como moretones, hemorragias internas, pérdida de dientes y demás, todo esto patrocinado por la procuraduría, peñafiel, LTH y everlast.

Ahora, aquellos viejos tiempos donde la fuerza judicial era el orgullo mexicano han quedado atrás. ahora la policía tendrá que trabajar extra investigando y buscando información. ahora tendrán que buscar otra forma de quitarse el estrés y liberar la adrenalina quincenal haciendo otro deporte extremo. No se vale

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