2008-02-29

2 meses y contando... tragedias...

Es un viernes cualquiera en la cafeteria central del ITESO, pasan de las tres de la tarde, casi las cuatro. Ya casi todos los estudiantes (los pocos que quedan) acabaron de comer y la mayoria de ellos estan realizando tareas o platicando. Pareciera que quieren acabar sus labores el dia de hoy para tener el fin de semana libre y no preocuparse por examenes, resumenes y ejercicios. Probablemente yo deberia de hacer lo mismo: aventajar lo mas que pueda todos mis pendientes y disfrutar tranquilamente del fin, pero todos sabemos que no soy ese tipo de persona. Los fines de semana son para tirar la flojera totalmente, salir con los amigos, ir a las plazas, ver peliculas y el resumen deportivo, para eso se hizo el fin, no para estudiar.

Cerca de mi estan dos chavas platicando sobre una materia de comercio creo yo, aunque bien pueder ser de psicologia o fisica cuantica termonuclear, la verdad no lo se, no les estoy prestando la atencion suficiente como para hacer una breve sintesis. Mi atencion se enfoca en lo que sostienen en sus manos, ese pequeño trozo de papel en forma de cilindro cuyas dimensiones seran de 0.5 por 10 centimetros. Dentro de el, esparcidas aleatoriamente, pequeñas particulas de diversos materiales (quimicos) complementan la figura, ademas de ese plastico que sirve para contener otros quimicos aun mas nocivos. Entre cada oracion llevan sus manos a un lado de la cara e introducen una parte del cilindro en su boca. Se oye un leve crujido, como cuando la madera arde en una fogata, mientras el tubo de papel blanco cambia a rojo vivo y luego a color ceniza en su punta. Acto seguido una de las chavas empieza a exhalar un especie de humo con un olor agradable... y muy conocido. Trato de borrar la sensacion de placer que subita y vagamente aun recuerda mi cuerpo.

Han pasado apenas ya dos meses desde que probe mi ultimo cigarro, pero a veces mi cuerpo añora esa dulce sensacion que recorria todo mi cuerpo y era mejor con cada bocanada que ingresaba a mis pulmones y que transferia quimicos a mi torrente sanguineo. Aun recuerdo su aroma, aun puedo sentirlo en el aire y pensar que es mio, aun suelo tener movimientos psicomotrices automaticos relacionados con el cigarro, aun suelo cargar un encendedor en mi bolsillo, aun suelo prender los cigarros a las personas que estan a mi alrededor, aun suelo extrañar (aunque ya no tanto) el fumar.

3 comentarios:

Jos Velasco dijo...

La neta disfruto leerte, escribes chido... Describes bien.

Yo también extraño fumar, pero a veces lo hago... Ya no quiero, pero no tengo una razón suficientemente fuerte para dejarlo o agarrarlo bien...

Alejandro Vargas dijo...

La neta si describes muy chido y me quedé, que pedo, que era esa onda y después todo fue claro. Y agradable.

Anónimo dijo...

Realmente super bien escrito...me gusto mucho el tema...yo creo q si leeria un libro tuyo...y no es avion...jajaja...saluditos niño
Atte Jessy